Recomenaciones sobre el tratamiento de los árboles que se encuentran en las calles de la ciudad.
El Consejo del Arbolado Público (CAP) volvió a reunirse este viernes y emitió una serie de recomendaciones tendientes a proteger los árboles de dominio público, es decir, todos aquellos que se encuentran fuera de predios privados y que por esa razón le pertenecen a la comunidad.
El grupo coordinado por la Comisión de Producción, Trabajo y Medio Ambiente que preside la concejal María Haydeé Condino, acordó promover una serie de recomendaciones útiles para evitar la poda indiscriminada y si autorización.
“La mejor poda es la no poda”, se escuchó como corolario del tema abordado en la reunión desarrollada por Zoom.
La frase no apunta a prohibirla pero sí a encauzarla. Es decir, llevarla a cabo con supervisión externa o conocimiento del tema y, lo más importante, siempre llevarla a cabo luego de haber pedido y recibido autorización del ente de control.
“Nadie dice que los árboles públicos no pueden tocarse, pero tenemos que hacernos a la idea de que las intervenciones deben ser aprobadas por la Dirección de Espacios Verdes Públicos”, apuntó Condino al precisar los alcances de las recomendaciones que elaboró el consejo.
“No solo es importante para evitar una multa –dijo la legisladora municipal de Juntos por el Cambio- sino, fundamentalmente, para proteger los árboles como lo que son, un recurso vital para el sostenimiento de la vida”.
La comisión recordó que acciones como la poda de levante –cortar las ramas por sobre los dos metros para que no interfieran con el paso de peatones- o el tratamiento de raíces sólo deben llevarse adelante con aprobación. Para eso se debe enviar un mail al correo de la Dirección de Espacios Verdes Públicos, arboladopublicotandil@gmail.com. En el mensaje se debe indicar la dirección donde se ubica el árbol (ese dato puede estar directamente en el asunto del mensaje) y la práctica cuya autorización se requiere, que puede ser poda, tratamiento de raíces o alguna otra de acuerdo al caso puntual. La dirección no solamente fiscaliza. También brinda asesoramiento a las personas que lo requieren cuando se trata de cuestiones relacionadas con el arbolado público.
¿CUÁNDO Y POR QUÉ PODAR UNA PLANTA?
La poda consiste en eliminar una parte de un árbol, un arbusto o una planta florífera para ayudar a la naturaleza. Por ejemplo, cuando una planta presenta un crecimiento defectuoso que obstaculiza su propio desarrollo.
Otro ejemplo es cuando se trabaja con árboles trasplantados, siempre quedan raicillas en el suelo y de esta manera se reduce el número de raíces vitales. Por tal motivo dado que en el nuevo emplazamiento, el árbol trasplantado no puede proveer los elementos necesarios para el mantenimiento del mismo número de ramas que tenía originalmente, se recomienda reducir la copa a fin de asegurar su adecuado equilibrio con el sistema radicular reducido.
El resultado satisfactorio de la poda depende de la cabal comprensión de los dos principios que rigen la naturaleza del crecimiento de las plantas:
El primario o meristemático que consiste en células especializadas capaces de dividirse indefinidamente y que se encuentran en la punta de las raíces o en las yemas que nacen en los extremos o a los costados de las ramas.
El tejido de crecimiento secundario o cambium. Este se encuentra entre la corteza y el centro leñoso de la rama, el tronco o la raíz, y conduce desde las raíces hacia las hojas las materias necesarias para la elaboración de carbohidratos y lleva de vuelta a la raíz azúcares y almidones.
La teoría de la poda se basa sobre estos dos factores de crecimiento presentes en las yemas y el cambium.
PODA DE CORRECCIÓN
El podador no debe podar ningún árbol ni arbusto antes de saber el por qué de esa poda. Examine cuidadosamente el ejemplar que se propone podar, haga su “diagnóstico”, observe primero las ramas dañadas y muertas y determine después cuales son las ramas sanas adicionales que tendría que eliminar. No suprima ninguna rama si no tiene una buena razón para hacerlo, y antes de proceder a la poda considere el efecto que tendrá esa supresión. Esto nos conduce a formular una segunda regla: en una misma estación, no deben eliminarse más de 2 o 3 ramas sanas grandes, especialmente si se trata de árboles de gran tamaño.
La Poda excesiva no solo deja muchas cicatrices antiestéticas y expone demasiadas áreas a la acción invasora de los hongos, sino que estimula el desarrollo de gran cantidad de chupones, los cuales constituyen la reacción normal de la planta ante todo corte excesivo.
CONDICIONES CLIMÁTICAS VERSUS PODA
La relación directa entre clima y poda es un factor que todos los podadores deben conocer. En un clima húmedo se pueden eliminar más ramas que en un clima seco. Un árbol aislado expuesto a los rayos solares y a vientos secos, no se adapta fácilmente a una poda severa. La ramas laterales inferiores dan sombra a la base del árbol y hacen las veces de sombrilla, resguardando y protegiendo el suelo que rodea a la planta.
Se aconseja a menudo asegurar una adecuada circulación de aire debajo de la planta; pero una excesiva aireación seca y evapora la humedad, tan necesaria para el adecuado crecimiento de los vegetales.
De aquí se desprende que las condiciones del medio ambiente (luz, calidad del suelo, cantidad de aire y agua retenidos en el suelo, el clima general de la región y en especial el grado de precipitación) influyen considerablemente sobre las plantas.
Es necesario saber cómo responde la planta a estos factores, lo cual se logrará estudiando los árboles, los arbustos y las malezas de cada zona.
¿CUÁL ES LA MEJOR ÉPOCA?
Depende de muchos factores, del tipo de planta, del clima, de lo que queremos lograr (mayor crecimiento leñoso o mayor producción de flores y frutos)
En líneas generales, los árboles de sombra deben podarse cada tres o cuatro años a fin de mantener la copa abierta.
El verano o principio del otoño es la mejor época para la poda de: Abedul, Olmo, Arce.
Los árboles floríferos pueden podarse tan pronto como termina el período de floración, generalmente en primavera.
La poda de Abetos, Piceas, Enebros, Cedros, Tuyas, Pinos puede efectuarse entre primavera y verano sin que la planta sufra daños.
La mayoría de los árboles se podan mejor a comienzos de la primavera porque en esa época la cicatrización de las heridas es más rápida; pero algunos como el Abedul y los Arces “sangran” tan profusamente cuando son podados en esa época del año que es preferible diferir la poda hasta el verano, cuando la savia fluye y circula más lentamente.
Poda invernal: Lo único que se puede hacer en el invierno es suprimir las ramas muertas y los daños producidos durante el verano; pero esto no incluye las posibles ramas muertas por las heladas, porque este daño no puede verse ni detectarse hasta que la savia empiece a fluir al principio de la primavera.
La poda otoñal tiene pros y contras
Desventaja: Si algunas de las ramas más delgadas están destinadas a morir por congelamiento, conviene planear la poda de acuerdo a esa posibilidad y dejar que quede en la planta la vegetación excesiva de verano que es el material que resultará dañado durante los meses de invierno. Esta vegetación dañada podría eliminarse en la estación siguiente, mientras que si es removida en otoño, podrían morir más ramas y su remoción podría representar un problema grave y una desventaja para el árbol.
Ventaja: Las yemas que quedan sobre la planta después de la poda otoñal se beneficiarán con la acumulación de sustancias nutricias almacenadas en la planta, que de lo contrario deberían distribuirse entre mayor número de ramas. Por consiguiente brotan con mayor vigor en primavera, su crecimiento avanza más rápidamente durante el verano y se acelera el proceso de maduración, hecho de gran importancia en algunas regiones donde la temporada estival es bastante corta.
La mejor manera de comprender el proceso consiste en observar en la estación siguiente la respuesta de algunos árboles podados en los meses de otoño e invierno.
Poda estival temprana: ¿Por qué no podar en los meses de verano? Durante este período la vegetación está bien establecida y la poda no producirá un exceso de chupones. La poda efectuada en verano favorece el desarrollo de yemas fructíferas o de frutos de mayor proporción que el de yemas de madera. En cuanto a los árboles frutales, al inicio del verano, una vez desarrolladas las flores y cuando ya son visibles los pequeños frutos, suprima el exceso de ramas verdes -inclusive las que llevan frutos- puesto que la reducción de la cantidad de frutos favorece a los que quedan en la planta, dándoles mayores posibilidades de crecer sobre ramas vigorosas. Aumentará el tamaño de los frutos e incluso realzará su sabor.